domingo, 11 de octubre de 2015

OTROS EXÁMENES IMPORTANTES: VIH

VIH+: OTROS ANÁLISIS DE SANGRE


En cada control tendrás que hacerte algunas pruebas a partir de muestras de sangre. Además de emplearlas para monitorizar el recuento de células CD4 y la carga viral, ayudarán a tu médico a hacer un seguimiento de tu salud general.

Si estás tomando tratamiento antirretroviral, algunas de estas pruebas también pueden ofrecer una indicación de si estás desarrollando efectos secundarios.

Algunas pruebas, asimismo, permiten determinar si presentas ciertas infecciones.

Muchos de los análisis expuestos a continuación se realizan de forma rutinaria -lo que significa que te los harán cada vez que te midas los niveles de CD4 y carga viral en sangre-. Por el contrario, otros sólo se efectuarán en caso necesario.

Por lo general, es mejor observar la evolución de los resultados en el tiempo, en lugar de centrarse demasiado en un dato en concreto. Tu médico comentará contigo los resultados del análisis de sangre para ayudar a decidir el mejor curso de tratamiento.

Las pruebas descritas a continuación se han agrupado conforme a lo que analizan. Por ejemplo, todas las pruebas relacionadas con la salud del hígado se enumeran juntas.

No hemos incluiré información sobre los rangos normales para los posibles resultados, ya que pueden variar según la edad, el sexo e incluso los métodos empleados por el laboratorio que lleva a cabo la prueba.

En un recuento sanguíneo completo se realizará:
  1. Un recuento de glóbulos rojos, que sirve para determinar el nivel de hemoglobina -una sustancia que permite a los glóbulos rojos transportar oxígeno por todo el cuerpo-. Si tu nivel de hemoglobina es demasiado bajo, se dice que tienes anemia. A menudo, los niveles de hemoglobina son un poco menores en las personas con VIH, que sufren anemia con una frecuencia mayor que la población general.
  2. Un recuento de plaquetas, las células encargadas de la coagulación de la sangre. Las personas con VIH a menudo tienen un número de plaquetas inferior a la media, aunque este hecho no suele ocasionar problemas.
  3. Un recuento de glóbulos blancos. Es una medida del número total de glóbulos blancos inmunitarios en sangre. Estas células forman parte del sistema inmunitario y protegen frente a las infecciones y las sustancias extrañas. Las personas con VIH, con frecuencia, tienen niveles ligeramente inferiores de estas células, pero tampoco suele suponer un problema.

Grasas o lípidos en Sangre: 
  1. El colesterol y los triglicéridos son grasas que se encuentran en la sangre; a menudo, se les denomina lípidos. Hay dos tipos de colesterol: el ligado a lipoproteínas de baja densidad, o colesterol LDL (a veces llamado «colesterol malo»), y el ligado a lipoproteínas de alta densidad, o colesterol HDL (a veces llamado «colesterol bueno»). Tener un nivel elevado de lípidos se ha vinculado con un mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares (como patologías cardíacas y derrames cerebrales). El tener unos niveles bajos de colesterol HDL también se ha relacionado con problemas cardiovasculares y puede constituir un marcador de riesgo de otras enfermedades graves.
  2. En la visita clínica, es posible que te hagan pruebas que incluyan la medición del ‘colesterol total’. Se trata de una medida del nivel total de colesterol en sangre.
  3. Sin embargo, también es importante tener en cuenta los niveles de colesterol LDL y HDL. Hay otra prueba que estudia la relación entre colesterol HDL (el «bueno») y colesterol LDL (el «malo»), determinada dividiendo los niveles de colesterol total entre los de colesterol HDL.
  4. Por otro lado, igualmente hay que supervisar de forma periódica tus niveles de triglicéridos (otro tipo de lípidos).
  5. Si los niveles de colesterol o triglicéridos son demasiado altos, tu médico te comentará el modo en que puedes reducirlos. Es probable que tengas que realizar modificaciones en tu estilo de vida, tales como cambiar la dieta y perder peso, hacer más ejercicio o dejar de fumar. Pero, además, hay medicamentos (llamados estatinas) que reducen el nivel de colesterol.
 Evaluación de Huesos:
  1. El VIH puede provocar que tus huesos sean más delgados, y esta pérdida de densidad ósea también es un posible efecto secundario de algunos antirretrovirales.
  2. Los análisis de sangre permiten estudiar diversos parámetros y los resultados de las pruebas que se enumeran a continuación pueden ser utilizados para controlar la salud ósea: Calcio, Fosfato, Proteínas Totales, Albúminas, Globulinas.
  3. Asimismo, se puede determinar la densidad ósea mediante un tipo de escáner: densitrometría ósea.

 Sobre la Diabetes: 
  1. La diabetes es una enfermedad que hace que la cantidad de glucosa (azúcar de la sangre) en el cuerpo sea demasiado alta debido a que el organismo no puede procesarla de forma correcta.
  2. Los análisis de sangre pueden utilizarse para comprobar si tienes diabetes o si corres un mayor riesgo de desarrollarla. Algunos medicamentos anti-VIH están vinculados con un mayor riesgo de padecer diabetes tipo 2. Este riesgo es menor con los fármacos que se usan más habitualmente hoy en día. El riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 también aumenta con la edad para todas las personas.
  3. Se puede medir el nivel de glucosa en sangre. Por otra parte, también es importante determinar los niveles de la enzima amilasa; puede servir para reflejar la salud de tu páncreas, el órgano encargado de producir la insulina.
  4. Si padeces diabetes, tu médico también hará un seguimiento atento de la función renal (véase más adelante).

Pruebas Renales:
  1. Tener una buena salud renal es importante para todo el mundo. El propio VIH puede dañar los riñones y algunos medicamentos antirretrovirales igualmente pueden causar efectos secundarios que afectan a estos órganos. Por tanto, el control de la salud de los riñones constituye una parte importante de la atención médica del VIH.
  2. Existen diversas pruebas que se emplean para valorar el funcionamiento de los riñones. Entre ellas se incluye la medición de los niveles de una serie de sustancias minerales y productos de desecho que los riñones deberían eliminar del organismo: Sodio, Potasio, Cloruro, Urea, Creatinina, y otros.
  3. Se debería tomar una muestra de orina cada año para comprobar los niveles de proteína urinaria.

Pruebas Hepáticas:
  1. Las dolencias hepáticas son una causa importante de enfermedad y muerte en personas con VIH, por lo que es recomendable hacer un seguimiento periódico de la salud del hígado.
  2. La batería de pruebas que se realizan permitirá comprobar los niveles de enzimas en este órgano. Éstas incluyen: Bilirrubina, Alanina aminotransferasa (ALT), Fosfatasa alcalina, y otras.
  3. Algunos virus pueden provocar enfermedades hepáticas y son habituales en personas con VIH. El virus de la hepatitis A puede causar una patología de corta duración. Sin embargo, la infección por los virus de la hepatitis B ó C (o por ambos) puede provocar una enfermedad hepática grave a largo plazo. Existen vacunas contra la hepatitis A y la hepatitis B; se recomienda que todas las personas con VIH las reciban.
  4. Deberías realizar pruebas cada cierto tiempo para ver si la vacunación contra los virus de la hepatitis A y B está funcionando. También tendrías que hacerte la prueba poco después de que recibas el diagnóstico de VIH para ver si te has infectado por hepatitis C; posteriormente, deberías someterte a pruebas periódicas en el caso de que corras el riesgo de contraer el virus de la hepatitis C.

Exámenes médicos:

Si presentas algunos síntomas en particular o no te encuentras bien, tu médico puede solicitar que se realicen pruebas adicionales para intentar averiguar la causa.

Muestras:

Es posible que, en ocasiones, te pidan que proporciones muestras de orina, heces o esputo (flema), que serán analizadas en el laboratorio para ver si existe alguna infección o presentan cualquier anomalía.

Radiografías, escáneres y ecografías:
  1. Todas estas pruebas constituyen modos indoloros y no invasivos de examinar diferentes partes del cuerpo.
  2. Las radiografías de rayos X tienen diversos usos y, por lo general, se emplean para comprobar si hay huesos rotos o problemas en el pecho o las cavidades abdominales.
  3. El examen de las radiografías puede ayudar al médico a diagnosticar diversas enfermedades. La radiografía de tórax es un procedimiento frecuente empleado para examinar el corazón, los pulmones y la pared torácica. Puede ayudar a diagnosticar la causa de diversos síntomas, como la tos o la dificultad para respirar. Es posible que tu médico te pida que te hagas una radiografía de tórax si se sospecha que tienes una infección en el pecho o tuberculosis.
  4. A veces, el médico que te atiende puede pedir que te realices un escáner. Existen dos tipos principales de escáneres: a) una tomografía axial computarizada (TAC); b) un escáner de imagen por resonancia magnética (IRM).
  5. Estas pruebas pueden ayudar a diagnosticar cánceres y enfermedades que afectan a la cabeza, el pecho, el abdomen y los ganglios linfáticos. Los escáneres de IRM se utilizan para observar los efectos del VIH sobre el cerebro y los cambios en la distribución de la grasa corporal. En ocasiones, se tendrá que usar un líquido llamado «agente de contraste» (ya sea bebiéndolo o inyectándolo por vía intravenosa) para resaltar zonas específicas del cuerpo en la imagen.
  6. Otro tipo de prueba es la conocida como DEXA (absorciometría dual de rayos X, en sus siglas en inglés), que resulta útil para el diagnóstico de la disminución de la masa ósea y para estudiar la pérdida de grasa que algunos fármacos anti-VIH antiguos pueden provocar.
  7. Las ecografías se emplean, principalmente, para examinar la zona del abdomen o el estómago. Para ello, sobre la superficie del abdomen se aplica un instrumento que emite ultrasonidos y se mueve alrededor del área de interés. Se utiliza para comprobar el desarrollo de un bebé en el útero y también puede ser útil para ayudar a diagnosticar problemas en órganos como el hígado, el estómago, los riñones, el páncreas y el bazo. 
Otras intervenciones médicas:

Si tu médico considera que necesita más información para diagnosticar o tratar un problema de salud que puedas tener, quizá te recomiende la realización de otras pruebas médicas. Algunas de ellas pueden tener una naturaleza más invasiva, pero en general no implican intervenciones quirúrgicas ni requieren que permanezcas en el hospital. Habitualmente, se realizan durante la cita ambulatoria y, después, puedes irte a casa.

En caso de que debas tomar un sedante, es posible que tengas que esperar en el hospital un poco más antes de irte. Es aconsejable que no conduzcas ni vuelvas al trabajo ese día. Tal vez necesites que alguien te lleve a casa y permanezcas allí algunas horas después de la intervención.

1.     Broncoscopia: puede utilizarse para estudiar posibles dolencias en el pecho. Tu médico te puede sugerir esta prueba si tienes tos, dificultades para respirar o si observa anomalías en alguna radiografía de tórax. Para realizarla se emplea un broncoscopio, que consiste en un tubo flexible que lleva acoplado un punto de luz y una cámara que permite al médico examinar tu árbol bronquial (los conductos respiratorios) y los pulmones. Antes de efectuar una broncoscopia, te administrarán algún tipo de sedante, y te aplicarán un anestésico local pulverizado en la parte posterior de la garganta. El broncoscopio se introduce por uno de los orificios de la nariz hasta llegar a los pulmones. Igualmente se puede usar para obtener muestras de secreciones que pueden utilizarse para diagnosticar infecciones pulmonares como tuberculosis o neumonía. Durante el procedimiento médico, también puede tomarse una pequeña muestra de tejido (biopsia), para su examen en el laboratorio.

2.  Colonoscopia: esta prueba puede emplearse para estudiar posibles problemas en el colon o intestino grueso, como las diarreas graves o el sangrado. Se realiza utilizando un colonoscopio. Se trata de un instrumento flexible y delgado que lleva acoplada una luz y una cámara que permiten al médico examinar el recto y el colon. También puede usarse para tomar muestras de tejido (biopsia) a fin de que sean examinadas en el laboratorio. Es posible que tengas que seguir una dieta especial durante un día o dos antes de la prueba, o quizá se te pida que no comas nada durante algunas horas y, antes de la prueba, deberás tomar un laxante. El colonoscopio se introduce a través del ano hacia el recto y el colon. No resulta doloroso, aunque algunas personas sienten una incomodidad. Por lo general, se administra algún sedante para ayudar a relajarse.

3.   Endoscopia: un endoscopio consiste también en un tubo que lleva incorporado una luz y una cámara. Se utiliza para examinar diferentes partes del cuerpo. Normalmente, se introduce a través de una abertura natural, como la boca o el ano, pero a veces se realiza una pequeña incisión en el cuerpo para insertarlo. El uso más habitual del endoscopio es en las gastroscopias, realizadas para estudiar posibles problemas en el esófago, estómago o intestino. Tu médico podría recomendar la realización de una gastroscopia si padeces a menudo indigestión o ardor de estómago, vómitos, dolor estomacal o dificultad para tragar. El endoscopio se introduce a través de la boca pasando por el esófago hasta el estómago. Es importante no comer ni beber durante algunas horas antes de hacer esta prueba, ya que el estómago tiene que estar vacío. Si tienes que realizar este examen, te dirán cuánto tiempo tendrás que estar en ayunas. Antes de la prueba se te ofrecerá un sedante, se aplicará un anestésico local en aerosol, o ambas cosas. Por lo general, la intervención es indolora, pero puede resultar incómoda en el momento en que se introduce el tubo.

4.    Biopsia: esta prueba puede ayudar a diagnosticar mejor algunos síntomas o enfermedades, en el caso de que las intervenciones descritas anteriormente no sean suficientes. Consiste en extraer del organismo una pequeña cantidad de tejido que luego se examina en el laboratorio. A veces, la biopsia se toma al tiempo que se efectúa otro examen médico, como por ejemplo una broncoscopia o una endoscopia. En otras ocasiones, la muestra se puede extraer empleando una aguja hipodérmica o, si es necesario, a través de una pequeña intervención quirúrgica con anestesia local. Se pueden tomar biopsias de una amplia gama de órganos, incluyendo la piel, el hígado, los riñones, la médula ósea, los intestinos, el recto y el cuello del útero.

Tomado y adaptado de NAM: WWW. AIDSMAP.COM

ACTUALIZADO AL 11 DE OCTUBRE DE 2015 (RESERVA: 8776). Lic. Ángel. Correa. Psicólogo Clínico – UCV (0212)-284.48.77 / (0212)-2844978 – Caracas – Altamira.


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